“¿Pobrecitos?”
En la televisión, vi un reportaje a un
niño que tiene una enfermedad que lo mantiene en silla de ruedas. Lo muestran en
su casa y colegio (Felipe Paredes). Entrevistan a su familia y amigos. De
manera unánime manifiestan quienes lo conocen las cualidades de fortaleza,
perseverancia, solidaridad, espíritu de superación, buen amigo, buen hijo y por
sobre todo las ganas de vivir.
Es como cuando te muestran los reportajes preparados para la
Teleton, o el caso de Kevin Silva (el chileno que llevó la antorcha olímpica en
Londres 2012), son conmovedores.
Te estremecen y cuestionan. Y ¿por qué?
Probablemente sea porque sabiendo lo difícil que se les ha
puesto la vida, lo hacen con la frente en alto y dispuestos a salir a delante.
Inevitablemente piensas: “ ¡y yo me quejo de mi vida! ”.
Pero aparte de quejarnos, no somos ni la mitad de buenos de
lo que ellos logran ser.
Son seres humanos completos, aunque les pueden faltar parte
de su cuerpo o por enfermedades invalidantes no logran ser completamente
independientes.
Son seres humanos mucho más completos que cualesquiera de
nosotros.
Es una paradoja, que para los ojos de todo el mundo sean los
“pobrecitos”, compadeciéndolos por lo que no tienen o han perdido; y no admirarlos
por lo que han logrado ser. El mundo está al revés.
Que lástima que pasemos tanto tiempo preocupados de nuestra
vanidad y belleza exterior, sin equilibrarlo con la interior; al final es la
que cuenta.
Yo soy cristiano (no de la iglesia católica, apostólica, romana) y creo en
que Dios nos dio capacidades y dones, que al final, cuando cumplimos lo que
vinimos a hacer aquí, debemos rendir cuentas: cómo y para qué los usamos.
Para quienes sean agnósticos, la pregunta es ¿para qué
pasamos por este mundo?
A los "pobrecitos" trataré de imitarlos, son un digno ejemplo!
Nuevamente, Gracias por su tiempo.
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